Hoy no estoy dispuerta a gastar tiempo con mala, falsa gente; y tampoco quiero ver que las personas que aprecio tengan que aguantar semejante desperdicio de recursos. Pero cada cual debe sorporta el peso que haya decidido mantener ahí, a pesar de inútil como la insoportable levedad del ser, la insorportable soledad del resistir, del consentir (que no aceptar ni tolerar; que hay faltas que no son pasables)
A la cumbre de mis deseos podría descarriar varias eternidades. Pues la realidad es un niño con doble filo, que llora y mama irritando hasta las pieles más cuidadas, llegando por múltipless vías al irreversile camino del atolondramiento mental transitorio, que requiere más dosis de esfuerzo para desandarlo: de cuesta abajo es la ida y con empinada carrera, ramas emergiendo del suelo, ocultas bajo hojarasca, charcos, espinas y rocas, la vía para salir de tal estado
Pera los trucos trágicos están para saciarse de ellos y abusarles merecen. Tenerse en buen lugar, eso válgame que es cierto, que merecido destino es
Gastamos nuestras armas de hombre, y de mujer, y en pie de guerra contra los que no ven más que 40 cadáveres en el campo arrasado, porque existen más que cada cual se viste con los que les motivan. Los cursos muertos son trajes que al vivo le hacen precisamente menos muerto Pesa que todo se desvirtúa conforme me adentro en su conocimiento: a la gente se le ha olvidado de dónde viene y faltando a quienes comparten origen se insultan a sí mismo, el odio heterovertido, siempre reflejo del propio autoconcepto. De puertas para adentro las vigas ya se pudren y los cimientos flojean: ¿por qué te empeñas en restaurar la fachada?, un edificio histórico es un edificio histórico, y una personalidad en ruinas es lo que es