Mis nudillos de sangre, los restos de ti por los suelos, las
vanas glorias hijastras del pensamiento, vientos horadados… Y cuanto más escarbo
buscando tus grutas más me alejo del sol, buscando lunas de invierno. Esas noches que
por ansias imposibles de apresar, bandoleras de mis quieros y mis haberes,
viajes sin retorno a ninguna parte.
Echando de menos hasta los humos que entran en mí para
desaparecer luego, hasta eso… he boicoteado mis planes, bebido miedos, dudas, ímpetus
explosivos sin diana, parcos medios de consumo, yugos programados, reprogramas,
fajos rallados por bolsillos; a pestañas cerradas.
Alborean las misas y es gerundio.