Roma, Olimpia, Atenea y Otras Diosas del Olimpo

Puedo no vocear, 
si es en público y en estantes,
si es en la noche que más ha durado
y tardado en llegar;
también decir misa y mirar altares,
lo bello y por la rendija la farsa,
andar por andamios de plomo, 
cárceles de barro,
y sueños sin verdades.
No es tan fácil un traje,
unos brazos para morir,
tras de mí y después de todo;
después de vencer aquellas olas,
siendo parte, causa y pena,
anidando chimeneas y barro,
de venga va, venga que va,
y ya pasen y vean,
sin murmullos de satén,
ni falta nos hicieron... 
remolinos ni ceras,
arrebatos que no cesan,
riegos que hacen ríos,
palabras...
disfrazado diezmos en limosnas,
sin caras ni oscuros ni nadas.