sábado, 26 de septiembre de 2009

Desidia

Calibre de intenciones del beso con medida, tejo porvenir que tiñe de evocación
la batalla lograda sin fuerza, con entereza, contra paredes de hostigado amarillo;
y mis uñas como cuchillos desgarran al ansia que se vence en la tripa del tiempo...
todo intuye el beso invisible del viento cuando arrastra el ser mecido hacia el vacío

jueves, 24 de septiembre de 2009

Como la magia del agua potable

Con el final del verano, término de efímeros como el calor de un abrazo o la mano tendida sin esperar nada a cambio; así llegan los primeros aires otoñales, sin nada en los bolsillos, supuesto universo de oportunidades para demasiados buscadores con ya pocas esperanzas de alcanzar su cachito de gloria.

Continuo en el juego, creo... con la mirada esperando no perderse a lo lejos, dónde no se distingue dónde acaba el cielo y dónde empiezan los hombres

lunes, 21 de septiembre de 2009

Desmatrículas

Como esa luz que tarda casi dos años en retornar al fondo del semidesierto, vuelven aguas a cauces, sangres al río, ríos secos abandonados al mar y pensamientos certeros e inspirados, por instantes, no sé cuánto duran nunca pero dejan líneas de trabajo pendientes de ser acomodadas al presente

sábado, 19 de septiembre de 2009

Otro tiempo

Escorando, como los gatos cuando encuentran su sitio. Banal y peretorio encuentro con el descanso algún alma inquieta por cosas que no aparecen aunque salgas a la mitad del camino; ese que ya ni encuentro


viernes, 18 de septiembre de 2009

Los secretos del punto R

Ahormo la mirada a los ojos del camino, y me pierdo de nuevo en él, en el mío me he ahuecado de lo inútil del existir, en blanco y negro pantallas llenas de color, pelos, ramas de roble, rompiendo el aire que separan trabajos de lo eterno y la nostalgia azul acompañando cafés tardíos en noches, días y meses muy tardíos

Tener la posibilidad de difamar nos hace más libres, creemos. Cuando las palabras sobran (no en el concepto romántico de la palabra), ya sean escritas o soltadas al aire, algo hay que hacer con ellas. Hay quien puede contrarrestar la sobreproducción ajena con silencios muy propios, bien está mientras no vayan acompañados de comportamientos bastante más… impropios no sería la palabra, creo. A medio camino de la vacilación es un punto estupendo para frenar y mirar el paisaje que deja la lluvia a su paso; colores que parecen animarse a cada gota, los grises profundos que cargan de exótica dignidad los edificios más ruinosos y noticias variopintas que ya no sabes cómo tomarte.

El viaje hacia el interior es, a menudo, confuso y complejo. Es tan fácil perderse por los senderos de la mente que te alejas; y es más difícil escuchar los sonidos importantes, los más bajitos.

domingo, 13 de septiembre de 2009

¿Camino de la redención?

Seres zombinizados, oímos sin escuchar, hablamos sin expresar lo que realmente pasa por nuestra tripa, lo que queremos gritar (no son comunicaciones unilaterales, son incomunicaciones pasadas por alto.) Luego la queja presa del aire retorna a la persona en parte la responsabilidad de la carencia, y el resto flota como entre trocitos de suciedad incrustada de esa que no hay forma de remover si no es a cuchillazo limpio; clavándose cada trocito en cada huésped, semilla plantada por doquier, pues por doquier sentimos la falta que acometemos como medio justificado para sentir o pensar que nos inmortalizamos a cada paso

viernes, 11 de septiembre de 2009

Esas cosas del ser

Hay treguas de fin de año que se rompen con el primer respiro de nieve derretida, y canciones que no debieran ser oídas por reveladoras de realidades que he presentido. Así la luz hechiza la noche de ventanas que se abren de par en par para oír las risas y revierten todo eso que podría no verse, ni irse, ni existir por falto de sentido

sábado, 5 de septiembre de 2009

Mentiras a gritos


Por pensar en la tierra no conquistada que no pienso llorar,
tantas frases escritas con y sin motivo en los mejores momentos;
en los de pensar que esto no es más que un principio incierto,
una de esas reglas universales que todo lo rigen, sin excepciones.

Sin pizca de ganas de vivir el gris de los días sin nubes,
con su modo de cernirse sobre el blanco sucio de esta ciudad,
disfruto del viento nada trascendental que me da este final de verano

Peso en los párpados, ardientes...
pienso en las horas que no me di
y el futuro se hace más claro;
aviso, me siento, me quedo aquí