miércoles, 14 de noviembre de 2012

Cómo colocar la pieza

Ni la distancia física es distancia entre las personas, ni esto es cierto para con todo el que nos rodea. Y es curioso ver cómo ésta afecta de distinta manera a cada lazo que nos hemos molestado en ir cultivando con mayor o menor éxito respecto a las expectativas previas. Y lo es aun más cuando todo progresa como si de una escalera se tratara. Con cada escalón descubrir cómo ha afectado el tiempo y la distancia a ambas partes. Vuelves convencido de que eres el mismo que se fue, aunque fuera hace una semana; pero no lo eres tú ni lo son los demás, lo cual en mí genera cierto desconcierto que aun momentáneo requiere de ciertas dotes de reacomodación para asimilar la nueva situación. Me pregunto hasta qué punto este cambio de ubicación provoca cierta distancia y/u olvido conmigo misma. El vivir alejada de lo que me ha hecho ser como soy y de la vida que solía tener, las personas a las que solía amar o trataba de evitar… Bien es sabido que el tiempo no perdona; la distancia tampoco lo hace, no.

Todo esto que me ha hecho sentir una cierta sensación de extrañeza con las personas y las situaciones; que en el fondo lo que presenta es la oportunidad de una vista general de tu vida así en panorámica y con un alejamiento que a la postre resulta beneficioso para la evaluación de la vista. Supongo que de ahí la extrañeza. Darse cuenta de lo que en realidad había frente a nosotros y que nos gustaba intentar ver de una manera menos dañina para nuestro ego, deformando lo indeformable, superpoder muy extendido en las cabezas humanas.

Me quedo con la tranquilidad de haber intentado algunas cosas a pesar de que todo apuntaba a que no iba a salir bien, porque yo soy así; si no lo hubiera intentado sería otra cosa distinta de mí. Pero también veo cosas que no me han convencido, que podía haber hecho mejor y no hice, o que simplemente no hablaban de lo que yo era sino de las circunstancias de un momento puntual de mi vida. No es un modo de excusar mis comportamientos, sólo mi punto de vista con el cual se puede coincidir o no. Lo que sí tengo claro es que encontré alguna barrera infranqueable a mi paso.


miércoles, 5 de septiembre de 2012

No pero sí; sí, pero no

A veces, las cosas son lo que parecen y como parecen. Ahí está la ilusión de cuando uno se ilusiona, creando la otra ilusión: esa que no se ajusta a lo que en realidad existe, y a lo que en realidad falta. Podemos en ocasiones llegar a darnos cuenta de todo; vemos aquello que sabemos con certeza que no se ha dado: esa falta de entusiasmo ya desde el comienzo, el no afán de verse, la incomunicación…

Poco a poco va llegando la falta de aliciente para continuar una historia que si fuera un poco menos nunca hubiera llegado a darse. Y como siempre ahí están las dos posibilidades para actuar. Una es la fácil pero no por ello buena, de continuar a ver qué pasa, de dejarse llevar por el espejismo y con los distractores de la travesía mantener la mente ocupada, aletargada más bien. La otra, a mi
entender, es la responsable: plantarse un día frente al espejo y mirarse con la mente bien abierta; ¿qué es lo que quiero, es esto que ahora ha llegado, podrían ser todos los detalles que he ido viendo simples curiosidades de la relación que la hacen algo particular, o es lo que me temo y esto empieza a hacer más ruidos extraños que el motor de mi coche a poco de tenerle que pasar la ITV? Si el resultado es que no pasa la inspección apropiadamente es que esa relación queda definitivamente relegada al arrastre.

Obcecarse en mantener algo inerte con vida viene siendo del todo catastrófico a nivel personal. La cuestión es cuánto tiempo tardamos en asumir que está ahí, que no es bonito, que tampoco es normal, y que eres tú y nadie más la que tiene que reconducir la situación hacia un puerto más próspero.

Al borde del mismo error es importante saber retroceder, y desandar los propios pasos, y ceder. Porque a veces aprender y desaprender es un doloroso camino paralelo en el que el disgusto del fracaso y las alegrías de un exitoso cambio de perspectiva corren parejos. Y de nuevo a la calle, a darlo todo y a intentarse dar del todo, que no viene siendo lo mismo. Cruzarse con todos esos gestos que cuestan a veces tanto de descifrar como lengua desconocida que todo lo muestra y oculta a un mismo tiempo.

Y darme cuenta de que una vez más estaba atrapada en esa trampa para torpes y mirar esos dos huecos bien profundos y asentados que son los de meter mis patitas dentro, una vez, y otra...


sábado, 4 de agosto de 2012

Plaga de Zombies

Intercambiando impresiones por esa calle, que es camino de todas direcciones, con el lado ese que nunca se ve de la luna y esperando una respuesta, eludiendo ese retazo de pensamiento que te intenta desesperar; ese puede ser un buen pasatiempo porque hay vivencias que no podrían considerarse desacertadas en ningún caso. Inclusive pasas de nuevo por ese rincón que todavía cree que sabe algo, que todavía piensa que existen los cuentos que ha leído y reitera su paso a zancada larga sabiendo que está ahí o debiera estar la solución a tal enigma, que es llegar a otro destino a partir de un mismo camino. Puede que no sea éste el que cambie sino que la que cambias eres tú, tú y tus circunstancias, tú y con quién decides compartir tiempo y espacio, tú y quién decide compartir o no tiempo y espacio contigo, el atrezo, más o menos apropiado a las circunstancias, y ante todo la experiencia pasada de todas las veces que has decidido emprender el paso. Y el paseo que no es sólo de ese de disfrutar el paisaje, los olores y sonidos, sino que es también un paseo por la memoria en la que algunas cosas te sorprenderán por inauditas y otras serán ya perro viejo.


Tanto para lo bueno como para lo no tan bueno, todo cae por su propio peso. Y no hay más que dos opciones, con lo que la decisión a simple vista parecería sencilla, que son aceptarlo y obrar en consecuencia u obcecarse en imposibilidades que en el fondo sabes que lo son; y todo para llegar finalmente al mismo destino que era el que ya se dejaba entrever desde el comienzo. La intuición es fiel consejera digna de no ser desoída.

miércoles, 27 de junio de 2012

Los abusos del cariño

Quedarse inerme a través del frío
sólo sintiéndolo
retomando en su espesura
la búsqueda a paso lento
macerando el tiempo
desandando,
imbrincando lo propio y lo ajeno.
Ataque al reloj
A uno mismo
A lo que uno no fue;
horas imperdibles
entre pendencieros vientos
que de atrás adelante
impulsando refrenan el instinto.

Crepitando las tardes de abril
cambiando e incitando al cambio,
lanzando piedras al tejado
que de tanto peso se vence
Y no es la primera lluvia de piedras que veo.
No voy a estremecerme con el desplome
ni intentar detener lo inapelable.
Hay cosas que sólo cabe aceptar,
ver, analizar, en todo caso,
pero dejarlas ser...
No así con las cosas que no son,
y las dejamos ver y ser vistas
sucintamente motivadas.
Sólo turbadas palabras manando.
Aceptar el desacierto ordinario
y el imperfecto sustrato que nos domina
para prevalecer.

Aterido tras una ventana de plomo
esos ojos se cierran;
y las nubes ocultan el sol con su abrazo
y los días la vagueza del alma,
con su vagabundeo por uno mismo
en el que encontrarse puede ser
como llevarse un susto de muerte;
de extrañados ojos en la nuca
pasmado el ánimo despierta
olores de un día soleado
a lontananza de tardes aquellas.

Y con un rubor de fruta madura
dejarse vencer...
viendo morirse el día en su rostro,
día de esos de partiendo sin irse
de romper heridas sin curarlas.
Y la memoria a oscuras
y a su luz mirar el camino
andado y por andar
con esa pared que lo recorre;
cayendo a gotas finas, casi imperceptibles,
la vida desangrándose
y mojando sin mojar.


viernes, 11 de mayo de 2012

Ser o Tener

Desde esta noche de despiece por placer
el de recombinar las piezas del puzzle
y mirar, remirar las figuras resultantes
con ojos de funambulista

La caída más tonta, en la acera más acostumbrada
caer con el trastabillar de unos labios
volver a la carga
batirse en duelo con enanos
y no saber dónde termina el traspiés
y cuándo se ha iniciado la lucha

Como pequeños cortes hechos con papel
cae caduca lluvia de ideas perdidas,
puñetazos al aire, grito a nadie,
blandiendo su esquivo de certezas


Quedarse mirando el vacío
con párpados de mimbre y hedor cerúleo
sin saber qué es lo cierto
cuáles los recuerdos adquiridos;
emanarse las ideas como aire exhalado...


Contagio inminente, más ojos que ven
sin tampoco saber si es buena cosa
o si es mejor no hacer caer algunas vendas


jueves, 29 de marzo de 2012

Creer para ver

Hace poco, entre que hacía tiempo para ponerme camino de la cama, tuve un sueño de esos particulares, que te dejan al recordarlos pensando en sus posibles significados durante un rato y que son certeza de que te has quedado dormida en algún momento, aunque no lo tuvieras muy claro… esos estados de letargo que uno consigue en posturas nada naturales en el sofá. La cosa es que alcanzo a recordar caminos enrevesados por los que tenía que transitar, uno detrás de otro, a veces con desvíos que debía coger; algunos eran sólo de ida y en otros era obligada la vuelta; unos eran ciertos y otros causaban poco menos de confusión (estos últimos eran del tipo ida y vuelta), lo cual se traducía en no encontrar el camino de vuelta, aunque sabía que no había ninguna clase de peligro en aquello, pero el hecho de no saber hacia dónde tirar resultaba como poco desconcertante

Supongo que estos sueños te dejan pensando porque la vida no es más que un laberinto con un montón de pistas para hacer de guía y muchas bifurcaciones, con lo que a pesar de las pistas también hay bastantes posibilidades de no atinar con lo correcto en algún punto

Hay espacios de tiempo en que levantarse se hace tan duro como abrir y cerrar a diario esa ventana de bordes oxidados, que aunque se arregle parece presentir la humedad del naufragio. Entrever a través de una persiana, sabiendo además que estás entreviendo; son fases que supongo hay que pasar para reencontrar ese punto en alguna parte de uno mismo en que queda constancia de lo que uno quiere, cambiante, eso sí, conforme para el tiempo, cambia el tiempo y cambia uno de color

Hay cosas que no se alteran, aunque nos gustaría que sí lo hicieran, o nos creamos o queramos creer que ya lo han hecho. Lo primero es asumir que el cambio cuesta, no sobra con voluntad sino que requiere de facilitadores que a veces están y a veces hay que esperarlos; así es que fundamental la paciencia y como saldo el creernos por encima de las circunstancias; y empezar a ser un poco humildes, que no por andar por ahí diciendo que uno es un fuera de serie se llega a serlo

Para bien o para mal uno no puede mudarse de sí mismo

lunes, 6 de febrero de 2012

Sopa no tan fría

De extraña liga, iluso parangón;
un mecer cortejando a la verdad
cristianizando unas alas selladas
en apocado vestigio, y desdeñado
vuelo abatido, inerme, reposado.

Y entonces, punto en que retuve
una luna menguante ataviada
que de resuello vacilaba
la guisa con que reanudar
con holgura la arrancada. Vientos;


Y retornar de tan profundo sueño
pesada losa sin consuelo
Y retomar, manos que ahora llenas
no advirtieron el gravoso idilio
ni tanta farfulla entre enemigos
fieles citas, virar reiterado
todo girando en torno a una raíz,
con sus besos, sonrisas... Puente;

Para queridos de astroso desempeño
el no pude ver es su plato fuerte,
el necesitar un trance sin remedio,
y el desposeerse surgir sin empeño.