martes, 31 de mayo de 2011

El tiempo no es importante

Es curioso detectar todas esas pequeñas y grandes cosas que hacemos de determinada manera porque en algún momento algo condujo a hacernos pensar que ese era el modo apropiado, que era algo de lo que avergonzarnos, o algo digno de ser realizado en esos momentos en que tenemos la certeza de que nadie puede echarnos un ojo encima. Y un gusanillo inexplicable nos vuelve a guiar por ese viacrucis de imágenes que ya conocemos. Pisadas que en la arena virgen pueden aminorar el paso tras varias repeticiones nos hacen más liviana la marcha (¿hacia buen puerto?)

Esto supongo que nos ocurre a todos en mayor o menor medida
En el caso que me ocupa hoy (más bien últimamente, pero en modo mental) es de otra modalidad de estancamiento. El de soportar. El de ponerse en situaciones que nos hacen sufrir y nos degradan como personas y de las cuales no hacemos nada por huir. Hablo de muchas mujeres de las cuales conozco muy a mi pesar cómo es su vida de pareja. Y con mucho más pesar tengo que verles a ellos cuando las damas no están presentes

Me apesadumbra cada día preguntarme por qué soportan semejantes desplantes, faltas de respeto, infidelidades repetidas…; el desamor

¿Por qué? Por que no sabía yo que le iba a coger tanto cariño… porque es que no lo hace todos los días… porque es que yo creo que ahora ya no es como era antes… y como estas vagas excusas para no afrontar el miedo a recomponerse otras miles podrían añadirse

Desencantaros nenas, porque no va a cambiar, lo va a hacer siempre que pueda, y lo que le tienes no es cariñito del bueno sino dependencia emocional

Y en parte me toca las narices por ver a mis mujeres tristes sufriendo, y en parte porque los estereotipos se mantienen a base de aguantar situaciones inaguantables para el beneficio de muchos, muchos, que no todos, que les conviene mantener el status quo de mierda que tenemos para algunas cosas