Las capas de mi ser
que un día fueron,
quisieron ser plata en tu piel,
se desolan contra ese frío
que recorre las paredes,
y escapa espejos vacíos.
Laten las almas
de rincón a rincón
buscando la primavera;
me encuentro los bonos,
las vidas extra,
y vuelan...
vuelan marchitos atardeceres
de rosa desgastado y velas,
de silencios vencidos
por un trino lejano;
el desarraigo centellea,
y los párpados caen con pena,
una vez más,
una lágrima más
que teje ríos esquivos,
tratando de ser vilo,
culpando a astros
achacando temores a la noche.
domingo, 27 de enero de 2019
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