A medidas pasa el tiempo,
atropellan los momentos y las sienes,
de quienes quieres, y tienes, y esperas,
dejas mirar lo que te guardas en la manga;
el truco con el que siempre me pierdo,
y ver ese gesto, esa sorpresa,
parpadeo.
Y ahora las pestañas bailan
la danza, y me hablan
de cuando fue desvario y volaba,
de cuando creyeron ser dientes
y comerse el mundo.
Ahora tengo cumbres,
y montones de gigante;
nos beberemos lo que repudie
El viento...
o se queden velando,
Ahí, como si existieran los ángeles.
Sólo posos de café que nadie lee,
todavía veneno...