Algunos sabores se caducan constantemente, sucediéndoles otros de igual previsto futuro. Aquí no tendré que quedarme escuchando los copos caer con la ciudad en silencio; sí las hojas, el humo de un cigarro hacerse notar más de la cuenta y la temprana sombra naranja detrás de las ramas. Cómo, cuándo o por qué pierden valor cuando lo que nos pesa son los consecuentes derivados de las decisiones que un momento dado tomamos en base a lo que somos, pensamos y sentimos; o valga que sea sin base algunaPuede que todo sea no más que eso: decisiones tomadas en lo fugaz de un segundo, marchitos que seguramente para bien fuimos atesorando. Y lo dicho, con más o menos sentido zascandileamos entre lo que somos
Muy largos los destinos para abarcarlos en una sola vida, con estrechez de miras y brazos cortitos, o finitos (tremendamente imposible)
Esforzarse en arrumbar por entre el gran timo es como encontrar el camino de lo cierto entre delirios. El pueblo tiene el poder, otra cosa es que lo ejerza, que se está más cómodo en el sofá o en el taburete de un bar, comentando las jugadas de los políticos, los sindicatos, etc. Criticar, parece ser, es el “movimiento” ciudadano de nuestro tiempo

