Esta constante tarea de no hacer, no ser, no sentir lo
inadmisible…
de corretear por campos abiertos a una tarde solaz, de esas…
de esas de sol derritiéndose naranja,
manto que cubre de atrevimiento,
haciendo
de la destrucción un delirio impropio,
curtiendo impulsivo arte en sus horas de recreo,
Explorando cadáveres secos,
montañas de un porvenir con
agujeros,
rebosando tumulto, curiosamente,
manjares de la voluntad lacerada,
con vientres resecados que un día parieron vida,
que un día parirán, duermen el cálido letargo intermitente...
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