Concuerdo en que lo nuestro es un yo compartido con
estallido previos de victoria, con banalidades hechas poesía de cesto, pasto,
aguas para mecer mis manos o dejarse
mecer en ellas sumergidas, sólo esa imagen, puro movimiento en el que aparezco y
desaparezco, me aclaro o enturbio en ese baile de espíritus encontrados.
Valen mis reglas en mi pequeño mundo de imperfectos ideales
y deidades.