domingo, 29 de septiembre de 2019

Caritas y Caretos

Toda esa música e incienso,
esos hierros derrotados,
que contienen, componen,
son lujo, perversión y herida.

Esa herida, tan de noche,
tan alicatada a la piel,
que no duele si no es invierno,
y perenne avista manto tibio.

Esos días de calidez, de horas...
horas libres, horas muertas,
horas de paz en ventoladas,
en neuronas desvariadas.

Con el tiempo se comprende, se agradece, se hace aprecio de cosas que en su día pasaron sin inmutar un derredor adormilado.

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