de todo lo que te encuentres,
y todo lo encuentre con y sin sentido,
abandonados los sentidos,
o adormecidos,
velan inconformes, inconexos,
vibrantes de color y horma;
aguardan el arrecie,
el apetito insaciable de amarse,
como si el mundo no existiera,
y fuera eterna la fama y el deleite,
el sentirse sin derrotas y con el pecho
asomándose a los cielos
tan perfectos... en que nos podemos mirar
y saltar al vacio,
sin otro pretexto que hacerlo juntos,
y sin destino,
sólo gozarse el vuelo.
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