domingo, 11 de abril de 2010

Al demonio lo pintamos cómo y dónde nos viene bien

Bajo la vista a la lumbre del suelo, tejido miedo en personas, pisoteado tejido humano, haciendo de las calles martirio de sueños que están por llegar de seguro, tras rezos dominicales a su dios, que ni cumple ni replica.

La espalda ya no siente el peso de la huida, la de como pasando con su moral hueca como rueda haciendo su camino y a la vez mancillando su paso

Oír la conjura de los sin valores a la defensa de pocos y malos ideales, la mente por bandera cuando el desencanto ya ha hecho mella en corazones sin escrúpulos, infectos de incredulidad, quizás es cierto que no haya ya límites o freno... las razones se reavivan en cada fallo, eludiendo lo que no cumple con el negro presagio y manteniendo así su fundamento

El nido, macizo de embrollos, de todas los consecuentes de la vida que llevamos nada contracorriente al mismo ritmo que un ciego entre los tuertos buscando su luz.. Pienso ver que estoy en cresta de aislamiento; como rescoldo del remanso entre olas de ida, a decenas, que no pensaron en agitar, tambalear, hacer dudar del equilibrio… y las futuras, no creo que infinitas, a conmover status quo en permanente cambio, que no hay más realidad que un instante, ausente el tiempo, inestimable para éste e inútil, como tantas inversiones que nos traen cifras socialmente ciertas para medirnos, compararnos y sufrirnos en compañía

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