domingo, 4 de abril de 2010

En mi matadero

Elegir rutilar, permanecer intacto, mantenerse despierto, ser destino de una noche sin hora de las brujas prevista de antemano; que antecede a la sensación de perdido en la selva oscura de momentos ciegos, saberse a la espera de mangas de camisa sin botones y días sin capa que nos tape de lo picante del sol

Infiel coleccionista atesoro días imprecisos, valiosos por únicos o irrepetibles. Elementos indispensables faltos de sustancia definible, somatizados serían apresables por el más tonto pero incorpóreos no sé quién los halla entre glías y minoridades, telaraña a base de tientos no atrapa moscas más que por descuidos imperdonables

Sólo hablando sin decir, tiembla el pensamiento, la ira se acalla tapando su boca desairada, que cuando se habla diciendo se calma la sal como mar en calma, que acusa su derecho a tempestad impávida de sí misma, pero al acecho de lo desconocido. Lo peor le viene del siniestro ya sabido, que se deja entrar como por su casa, con intenciones acentuadas de incendio provocado

No hay comentarios:

Publicar un comentario