sábado, 9 de julio de 2016

¿Cómo Saber Cuándo Estás Ganando o Cuándo Perdiendo?

Si el miedo se viene al paseo ese de media tarde cuando cae el sol y los naranjas se cuelan hasta mi cuello entre las hojas, y tu mano tendida duele y no, y mi cabeza está y no, como siempre… Si se viene el corazón se atenaza un poco como si se lo quisieran robar así con dedos invisibles de caricias perdidas y palabras que nunca me dijeron; de esas que yo misma rara vez descaro decir.

Entre cuatro paredes, entre dos cuerpos que adolecen faltas graves contadas por mares a falta de dedos, mis pensamientos están avivados por el aire que rodea el tuyo cuando te dejas los disfraces y has soltado ya los 7 males y sólo te dejas descansar vencida sobre sea lo que sea pero en grandes dosis; cada cual tiene su y sus dosis.

Y me la paso en cobardías en cada rato de no estar contigo y de pasarlo aquí conmigo y con este sentimiento de falta acuciante de aire para exhalar el humo y con él las penurias del barro de pelea y la caía de párpados plomizos del que es insomne por lujuria de por dentro. Y por fuera, pleno al 8 y a toda vela destrozar a bandazos los fardos cenicientos que me acarician las manos, dolidas de amontonar realidades.


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