Sin espasmos ni de viento,
ni de soles perennes,
ni lluvias de abril
ni vasallos de tu virgen ;
y café
excitante como la llama de unos ojos
que no son los que veo
pero ahí los imagino entre sedas y cánticos;
y un lecho por cubrir,
hacerlos miembros de este mi clan
de perfecciones remotas.
Caldos de cultivo
de amores hirientes,
dedos de sangre
y palabras con armazón y sudores.
Más viento que enreda cabellos
vertiendo vinagre en unos rasos
abiertos hasta el amanecer...
De mi pensamiento amarrado a tu piel
y tus pasos atados al vendaval;
de tus dones de loca
y los míos al tambor de lirios;
furia desatada,
suelos que hacen pie,
me muestra mi sombra
siempre en penumbra
sol que me prohíbo,
asolación,
mis cimientos de cera y miel
y tus cánticos...
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