sábado, 24 de octubre de 2020

Ni con los Dedos de Cien Manos

Hace, e incluyo frío, 

subiendo a peldaños y al paso salirme con la mía; 

que no es otra que con jugarse en ser y estar, 

y aprender de una vez a vestirse por los pies,

a desnudar patrañas y entresijos, 

desventurando la esencia del parecer 

como si las cosas fueran lo que parecen 

y yo ni sintiera ni padeciera, 

ni viera lo oscuro al final de un túnel oscuro. 

Extraña maleza que entre tanta gente,

entre tanto tiempo, pierdo aliento certero 

y el hilo por que ando entra y sale y no se ciega, 

marchita y refriega el patio, iguala sinsabores, 

y errores con las vueltas que dan las vidas;

y ya sin márgenes ni puntos que ganar, 

ni suspensivos ni alborozo, 

esperar lo que no se sabe, 

de sueños se puede morir un rato del gusto, 

dejando las manos hacer en sinfín, 

líneas que no llegarán más que a arrimar  cemento 

y a verter ciertos sin nada en qué regar





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