Encerradas entre cuatro ventanas,
cinco de los capitales,
sin sedes, ni hambre,
ni ganas,
de perder, ganas enormes,
y a la vista de un día,
vestirse con galas y marchar,
sin ton, al son,
al reflejo de uno en paredes,
con las almas enceradas y listas para el escarnio,
obsceno y obcecado,
a falta de ti falto modales y resguardos;
entre escurridas ver el fuego y dejándose atizar...
me urge y mi aviso entre pinos y veredas,
y olores mirar al cielo,
ver lo incierto entre tanta verdad,
entre el trajín y el miedo a lo oscuro
por si trompicas con ese desvío
plagado del faro que de tan ansiado se nos vuelve tormenta.
Plagiados los planos, planes al acecho y amarres al por mayor
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