Es que hay modos de costar cuánto cuesta,
en pleno vencimiento de contar los pasos
que no hay entre mis suelos,
y mis suelas,
mis suelo sólo a veces;
con siete pájaros en la cabeza,
que no se cabe ni son cabales,
chocan borrachos de hombros;
no dejo de ver... esa mano tendida,
que me hace creer, todavía,
en un incendio increíble, en serio...
Entre tanto inciso,
incisiones en que fundirse,
clavo, peso de pesar, y roce;
para partir en volandas
y acabar repartiendo peldaños...
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