La mala suerte no existe. Sí los pros y tanto contra como resquijos mi ventana colando tanto frío que duele la cara, tantas angustias que espantan todo... menos al frío.
Decidimos, paramos, andamos como conformes portadores de cierta dignidad y aire casual, seguimos quietos, no avanzamos, aquietado de mentiras.
A veces viene bien cerrar el paraguas y sentir la lluvia.
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