Lo peor de la incertidumbre por lo que está por venir o nunca llegará es la espera. Después de certezas perdidas no sé sabe muy bien dónde, prefiero no pensar que queda algo por llegar.
En calma no me sorprendo ya de que los síes se conviertan en noes y viceversa.
jueves, 5 de marzo de 2009
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