Relente reciente irisado
inquietaron pupilas
dogmáticas e ilusas;
mejor que bailar aguas
prefieriéndolas rasgadas
de vago orgullo ser,
victorioso errante de absurdas verdades;
labios derritiendo un verbo de luto
sobre un cuerpo que agoniza retiro.
Irrumpiendo en la fiesta de otro
en medio de sospechoso festín
de caras de ingenuo estupor,
como ganar por descarte
con un errar de
miradas
entre las manos que
barajan,
removiendo los hilos
de un destino que cuaja ruina
y risa de novedades...
visos de coger un
vuelo y volar,
de coger una mano…y
volar,
de agarrarse al
tiempo…
Las palabras son únicamente palabras. No son siempre un sentir, una sensibilidad, un pensar, deseo de ser o de actuar.
Pueden maquillar verdades, ideal para arquitectos del camuflaje, prometer algo que no se va a cumplir, embelesar, generar confusión, atormentar...
También las hay que desnudan, manifiestan la magia, conmueven, prometen algo que sí se va a cumplir, acercan, disparan el placer y calman…
Pero igual no es sensato dar valor a las palabras per se. Sólo son palabras.
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